miércoles, 15 de enero de 2014

El día que mi madre deje de leer, yo dejaré de escribir

           Hace tiempo que no escribo mucho, ni aquí ni en el papel, pero ahora que es cuando menos tiempo (y, como es de esperar cuando más inspirado estoy). Aunque la inspiración y la motivación me las dio mi madre ayer.
          Mi madre es mi gran referente, en todos los ámbitos, por razones que creo que sólo yo necesito, debo o basta con que sepa. Pero lo que quiero contar aquí, ahora, es que ella es también mi gran referente en la escritura, pues siempre es ella la primera persona a la que le pido opinión, y a parte de porque sé que va a ser sincera, sus palabras son imprescindibles para mí porque nunca he visto a una persona con más libros amontonados en estanterías, mesas, e incluso una buhardilla entera. Todos los ha leído y releído, libros de páginas amarillentas, tapas duras, blandas, de misterio, policíacas, terror... sin contar los libros digitales... Se traga los libros en apenas dos días, y siempre que le pido que se lea las doscientas primeras páginas que he escrito me dice: Qué no, niño, que me quedo a medias, con la intriga, y después sin saber por dónde voy. Que nadie se engañe, ese es el único motivo por el que divido los libros en dos partes y añado un resumen entre ellas, ¡para conseguir una opinión!
        Y ha funcionado. Hace poco terminé la primera parte de la tercera novela. Al principio me sentí algo incómodo, pensando que había ido demasiado rápido, que el haber entrado en la universidad me había hecho más decidido, seguro, directo y algo agresivo respecto a la vida. Me dio algo de miedo que eso hubiese influido en mi redacción y a punto estuve de eliminar esas doscientas páginas. Pero mi madre accedió a leerlo (por casualidad), y ayer me dijo: Oye, me está gustando muchísimo más que los dos anteriores, voy por el capítulo tres y se nota muchísimo en la redacción, vocabulario... [Pues sí, mi redacción había cambiado, y es ahora más segura, directa y agresiva (Moraleja: no borréis nunca lo que escribáis)]
Para mí fue una valoración que me empuja a seguir escribiendo, porque lo dice alguien que lee diariamente hasta la madrugada. Por eso tengo claro que probablemente el día que mi madre deje de leer, yo dejaré de escribir.